1. Escribe tilde en las palabras que
lo necesiten.
•
Especial • relámpago • irlandés • chale • rubí • estilo • difícil • búscalo• común
• esférico • regalo • cinico• temido • accidente • renglón • servidor• energético
• plan • vestido • adiós• carmín • quizás • ademan • tenedor• compas • liberal
• acústica • maniquí• según • primero • caimán • caparazón
•
reloj • lápiz • resta • carácter• especias • moneda • diccionario • bisturí• vértigo
• pelicano • despertador • bíceps
2. Pon tilde en las palabras que lo
necesiten.
La
estadística demuestra que en las prácticas de conducir lo mejor es estar
atento.
•
Evaluar los exámenes es trabajo del profesor.
•
Pedro paso toda la tarde del sábado jugando al domino con los amigos.
•
Los próximos resultados son decisivos para saber el nombre del líder.
•
Los análisis clínicos demostraron sus vínculos con el asesino.
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Le parece fácil analizar los resultados químicos.
•
La exactitud del disparo fue milimétrica
Una
vez pasadas las ocho, es difícil encontrarlo en el despacho.
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Reemplaza la tinta del bolígrafo: se ha secado.
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El puente aéreo a Barcelona va siempre lleno.
•
Los recursos artísticos y expresivos de ese autor son muy ricos.
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Adora las costumbres típicas y hábitos de su tierra.
•
Como siga así, no llegara a ver la película.
•
En ese tipo de índice se organizan las palabras alfabéticamente.
•
Su vieja obra pictórica está a la venta.
3. Escribe tilde en las palabras que
lo requieran.
La celebración
«Me
ilusionó recibir tu e-mail.
No
era fácil que tras tanto tiempo te acordaras de mi cumpleaños. Muchas gracias.»
Ana
daba así las gracias a Luis por su felicitación de cumpleaños… La última vez
que celebraron juntos un cumpleaños fue diez años antes y, sinceramente, ninguno
de los dos pensó que se volvieran a felicitar después de aquella desastrosa
celebración.
Fue
en verano, en un pequeño lago situado en el centro del zoológico en el que se
alquilan barcas para pasear. Al cumpleaños asistieron unas diez personas que, después
de la tarta y los consabidos regalos, decidieron pasar una placida tarde
alquilando alguna barca.
La
excursión empezó muy bien: distribuidos en tres barcas, organizaron una pequeña
regata en la que los remeros más fuertes dejaron atrás al resto, a pesar del afán
de todos por llegar a la meta. Tras la difícil contienda, algunos empezaron a
bromear lanzándose agua con las palas de los remos y, entre broma y broma, los palazos fueron subiendo de
intensidad hasta que todos acabaron empapados y con la ropa chorreando.
Lo
que empezó siendo una broma acabo en desastre total. Todos los invitados se
fueron cabizbajos y meditabundos a casa, con los zapatos en la mano y
escurriendo sus camisas y vestidos. Ese episodio fue el lúgubre final de una
larga amistad.
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